No hay mal que dure cien años
Con los eventos recientes que vivimos en Panamá, me vino a mente un dicho, "La tormenta siempre pasa", que es un dicho gringo. La versión panameña es: "No hay mal que dure cien años (ni cuerpo que lo aguante)." Ciertamente me gusta más la segunda versión por ser más coloquial. Ambos dichos reflejan la sabiduría popular sobre que los giros desafortunados de eventos no duran para siempre. No obstante, si existe alguna constante en el mundo y la condición humana en general es que todo cambiará, nada es permanente y todos sucumbiremos eventualmente a la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.
Esto me lleva a pensar sobre cambios y empresas, particularmente este laboratorio. ¿Cómo se ajusta a los cambios desfavorables? Muchos de mis maestros patólogos tenían la idea que la anatomía patológica desaparecería eventualmente en favor de herramientas moleculares. Que esto que amo dejaría de existir. Suena lógico. Es una técnica diagnóstica que depende mucho del operador y que es relativamente lenta en comparación con pruebas analíticas que no dependen de un operador especializado, que son objetivas y que se pueden producir en masa.
También están las condiciones en las que se viven estas experiencias. No es lo mismo tener todos los recursos del primer mundo que tener que ajustar las estrategias sanitarias con recursos limitados al tercer mundo. No es lo mismo emprender en un mercado de bonanza a hacerlo épocas de recesión. En las épocas de bonanza no hay preocupación sobre cómo hacer uso racional y medido de los recursos. No es motivo de preocupación. Pero ¿cómo se sobrevive a las tormentas? La tormenta siempre pasa, pero no todos sobreviven a las tormentas. Las catástrofes dejan muertos.
Realmente no existe una regla dorada. Hay que estar siempre pendientes de las señales de cambio para saber si moverse o quedarse quietos y, de moverse, saber qué camino tomar, si hacerlo rápido o con cuidado. De acuerdo con Jeremy Gutsche, autor de "Explotando el caos", las más grandes compañías se cimentan en periodos de recesión. ¿Cómo puede representar un momento difícil una oportunidad para su organización? Los consumidores siguen teniendo las mismas necesidades e incluso nuevas necesidades y buscarán suplirlas.
Otro dicho conocido del mundo de las finanzas dice que "se hacen inversiones cuando la sangre corre por las calles". ¡Éstos tipos de negocios y su lenguaje tan dramático! Lo que quiere decir es que en momentos de incertidumbre y caos, hay quienes miran el futuro inmediato como un destino para el largo plazo y están dispuestos a vender sus bienes por poco y presentando una oportunidad de inversión para compradores. Sí, es una inversión muy riesgosa y por ende debe ser una oferta baja porque bien se corre el riesgo de perder el activo, estrategia que funciona muy bien con inmuebles, moderadamente bien con equipos y muy mal con insumos.
En el caso de equipos, el desgaste normal, la falta de mantenimiento en momentos de recesión y el riesgo de ser robados en su totalidad o vandalizados por partes, hacen de ésta una apuesta riesgosa. En cuanto a insumos, que pueden tener una fecha de vencimiento o haber sido almacenados en condiciones que los deterioren, constituyen una apuesta no solo demasiado riesgosa, sino muy propensa a resultar en pérdida.
Con las cuarentena sanitaria por la pandemia de COVID, todos tuvimos que adaptarnos y cambiar nuestra forma de trabajar. Descubrimos el trabajo remoto, el uso de redes sociales para comunicarnos con nuestros clientes, no solo promocionar nuestros servicios, el uso amplio de la banca en línea para el uso diario y la automatización en entrega de bienes no materiales, como resultados de estudios en nuestro caso. Toda nueva situación adversa presenta una oportunidad para hacer mejoras a nuestra cartera de servicios e incluso instalaciones.
¿A qué me refiero? Si son como nosotros, y probablemente lo sean, somos administradores de nuestro espacio físico y digital. Los días muertos, igual hay que brindar atención en caso que llegue algún paciente a traer especímenes o buscar resultados, pero son días en los que retocamos la pintura en las áreas de mayor tráfico, los días en que podemos mover los muebles y hacer una limpieza profunda o los días en que pulimos el contenido de nuestras redes sociales. ¿Cuándo creen que se generan nuestras publicaciones o acomodamos para que las cosas estén ordenadas y limpias? En periodos de caos, en los que baja la demanda durante mayores periodos de tiempo, es obligatorio bajar los costos y gastos de operación, pero presentan momentos para reflexionar, buscar qué se puede mejorar de forma interna. Al otro lado de la tormenta, un mal que no durará cien años, las condiciones serán mejores para nuestros clientes, haciendo de nuestras organizaciones, entidades más fuertes y competitivas.
El problema reside si su organización se estaba tambaleando y empieza a morir. Ese es el momento de reconocer cuándo cortar las pérdidas, saber si se venden los activos o si se fusiona con otra organización, en un papel menos protagónico al menos para sobrevivir. El ejemplo más reciente fue la quiebra de Lehman Brothers, banco de inversión de los Estados Unidos de América, en el 2008 durante la crisis inmobiliaria. De acuerdo con lo documentado por Sorkin para su libro "Demasiado grande para fallar", esta organización tuvo numerosas oportunidades de levantarse de la mesa de casino con pocas, pero valiosas ganancias, y no lo hizo, esperando volver a la racha ganadora, cuando estaban perdiendo no solo la camisa, sino los pantalones, la cartera, el reloj y los zapatos. Hay que saber cuándo retirarse.
Las situaciones complejas se pueden convertir rápidamente en arenas movedizas, en las que cada siguiente movimiento empeora el estado general de su organización, hundiéndola más y más. Piense como en ajedrez, no con emociones: ¿Qué gano de hacer esta movida, qué puedo perder si no me muevo? No se pueden hacer movidas "por gusto".
La situación que experimentamos en Panamá en estos momentos puede no solo ser difícil, sino fea y larga. Los emprendedores e independientes son quienes terminan asumiendo las mayores pérdidas y siempre en primer lugar. ¿Cuál es la movida con la que gana, sale del peligro y minimiza los riesgos en el futuro inmediato? ¿Dónde estará luego que haya pasado la tormenta? ¿Debió permanecer quieto o moverse rápido en una dirección específica? ¿Qué aprendió de esta experiencia? ¿Cómo aprovechó para mejorar su organización en este momento difícil?