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Lo que los zombies no nos enseñaron para el covid-19

Julio 27, 2021

Hace un par de años, cuando abandoné las televisión por cable, asqueado por la abusiva intrusión de comerciales y la fastidiosa producción masiva de programas con exactamente la misma trama, me preocupé por el insaciable apetito de la audiencia por programas sobre posapocalipsis zombies y escenarios de desintegración social.

Ciertamente muchos, en algún momento, nos hemos deleitado con la idea de dejarlo todo atrás, buscar una nueva vida más sencilla y sobrevivir con el uso de nuestras habilidades. Llegó el sars-cov-2 (covid-19) y nos curamos de esa idea de permanecer aislados, sobreviviendo en un mundo devastado.

Es curioso que en las películas, series televisivas y juegos de video los personajes son motivados por encontrar una cura, incluso arriesgando sus propias vidas por el bienestar de la humanidad. Al momento de redactar esta entrada, muchos países se encuentran en su tercera o quinta ola producto de la variante delta, que aunque el gobierno de la India lo niegue se originó en su territorio luego de haber declarado su victoria ante la pandemia.

No estuvimos, ni estamos, preparados para la pandemia y nuestro estilo de vida no nos permite permanecer en cuarentena para evitar la propagación de las cepas por el mundo. Todos culpamos a China cuando empezaron los contagios y ciertamente, aunque su gobierno lo niegue, el virus se originó en Wuhan. Sin embargo, en lugar de sacrificarnos por el bien de la humanidad, hemos lloriqueado sobre nuestras adversidades individuales y nuestros preciados derechos, sin atender las situaciones que nos podrían poner en riesgo ante la siguiente pandemia.

Continuamos viviendo de una forma que no nos permite aislarnos dos semanas, mucho menos meses o años, enlatados en densas urbes sin contar con suministros en casos de desastre. Continuamos invadiendo territorios salvajes para crear asentamientos humanos, cultivos y campos para la ganadería, permitiendo la interacción de animales domésticos y humanos con animales salvajes y sus virus. Continuamos negando el impacto que nuestra actividad tienen en la atmósfera y el clima, adictos a los combustibles fósiles y baratijas compradas por internet.

Me preocupa la persistencia de negacionistas del covid-19 y anti-vacunas entre el personal sanitario, el desgaste del escaso personal sanitario que ha estado lidiando con esta pandemia ya casi 18 meses y que sus necesidades a nivel mundial no sean cubiertas, y lo mucho que priman otros sectores de la economía sobre las políticas sanitarias en absolutamente todos los países del mundo.

De no tener cuidado con estas señales de addvertencia, bien podríamos pronto vivir nuestros propios escenarios posapocalípticos de lucha por sobrevivir, ansiar una cura ante un peor mal y experimentar la degradación social en medio de un clima hostil para los humanos.